Asai. Entrevista a Juan Díaz

Juan Díaz

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Entrevista a Juan Díaz, director general adjunto de Asai

“Las ventajas del vehículo eléctrico son tan espectaculares que tenemos la obligación moral de desarrollar esta tecnología y trabajar para hacerla sostenible”

Complete la frase: el futuro de la automoción es…
¡Eléctrico! Son muchos los retos que deben resolverse, pero las ventajas son tan espectaculares que tenemos la obligación moral de desarrollar esta tecnología y trabajar para hacerla sostenible. En Asai ya estamos participando, junto a Seat y otras empresas del sector, en proyectos de I+D+I tendentes a asegurar que el coche eléctrico esté dentro de los parámetros de la economía circular y de la sostenibilidad.

¿Cómo ve la convivencia de los robots y las personas en la industria?
Inevitable e imprescindible. Implementamos robots en casa de nuestros clientes por dos razones principales: seguridad y rentabilidad. Por un lado, no podemos permitir que las personas tengan que realizar trabajos peligrosos, tediosos o repetitivos que puedan desembocar en todo tipo de problemas de salud. Por otro, las empresas que no están en un proceso de mejora continua permanente y particularmente en cuanto a su competitividad, tienen los días contados. Las personas estamos poco a poco abocadas, afortunadamente, a ser lo que Drucker denominó, hace más de 60 años, “trabajadores del conocimiento”, es decir, a realizar un trabajo intelectual en lugar de manual. Pero, además, la tecnología robótica no para de evolucionar para facilitar su implementación en aplicaciones cooperativas o colaborativas, en las que el robot o el cobot facilitan el trabajo a los operarios en lugar de sustituirlos.

¿Por qué empezó a trabajar en este sector?
Por pura casualidad. Yo he trabajado casi la mitad de mi vida en el mundo del vídeo, desde mis inicios en la zaragozana Bienvenido Gil hasta mi experiencia en la multinacional canadiense Cinram. Después de trabajar cinco años entre Normandía y París, tuve la oportunidad de volver a España y la inmensa suerte de recalar en Mann+Hummel, donde pasé 13 años de aprendizaje continuo, rodeado de muchos de los mejores profesionales del sector.

¿Qué quería ser de pequeño?
Arquitecto y escritor, hasta que descubrí el cine y empecé a soñar con ser guionista y director.

¿Y cómo se ve dentro de 20 años?
Estoy en fase de planificación, pero, probablemente, repartiré mi tiempo entre el lago Kallavesi, Barbastro y Benasque, disfrutando de la familia, paseando por la naturaleza, viendo mucho cine y, ojalá, ayudando a profesionales y empresarios como coach ejecutivo.

¿Tiene alguna otra pasión aparte de su trabajo?
Aparte del trabajo y de la familia, a lo que dedico más tiempo es a un grupo de fanáticos de la relojería mecánica zaragozanos, con los que llevamos ocho años de contacto diario y reuniones gastronómicas casi mensuales. Mi trabajo esporádico como formador y coach es otra de mis pasiones, junto a la fotografía y el cine.

Defínase en tres o cuatro adjetivos…
Me gusta lo que decía Machado de ser, en el buen sentido de la palabra, bueno. Ser honesto y justo es para mí prioritario, pero lo que seguro que dirán los que me conocen es que soy cabezón, como buen aragonés.

Si pudiera elegir un superpoder, ¿cuál sería?
Poder ralentizar el paso del tiempo para disfrutar más de las personas que queremos.

¿Hay alguien a quien admire? ¿Por qué?
Podría hacer una lista interminable, empezando por mis padres y mi esposa. En general, admiro a todos aquellos que realizan de forma reiterada cualquier acto altruista y a los que ponen el interés general por delante del particular.

Si le permitieran dirigir el país durante un día, ¿qué decisión tomaría?
Sería algo relacionado con garantizar un sistema educativo, una sanidad y una atención a los mayores y discapacitados de la mejor calidad, públicos y sostenibles.