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Cigüeñales Sanz
Cigüeñales Sanz
La empresa que tiene las llaves del mundo
A diferencia de la mayoría de las empresas exportadoras, en Cigüeñales Sanz no hay un mapa del mundo en la pared donde señalar los países en los que se venden sus productos; sería más sencillo identificar en cuáles no están. Porque esta empresa familiar aragonesa, que celebra este año su 75º aniversario, cuenta con 340 clientes activos en más de 60 países para los sectores de automoción, maquinaria de obras públicas, agricultura, industria y marina, y no solo exporta de manera directa el 92% de su facturación, sino que un 5% adicional es reexportado por las firmas a las que provee. Pionera en el comercio exterior y en el asociacionismo de la comunidad, cuenta con un capital humano de 70 trabajadores en total, repartidos entre su fábrica de Malpica, la firma de ingeniería Técnica Crank y las delegaciones comerciales que tiene en China, Estados Unidos, Sudamérica, Sudáfrica, Oriente Medio y el sudeste asiático.


Cigüeñales Sanz es el sueño hecho realidad de Vicente Irache Torres, quien, en 1947, cuando aún era menor de edad, encontró un nicho de negocio en la reparación de cigüeñales. Subido a una motocicleta, con dos maletines como único equipaje, recorría los talleres de España para recoger las piezas estropeadas y entregar las que había arreglado. Recientemente, María Irache Torres, la tercera generación familiar, acaba de incorporarse a una compañía que, desde sus orígenes, se ha apoyado en tres pilares: fabricación, desarrollo y calidad. Su política empresarial siempre se ha basado en una producción 100% aragonesa, manteniendo todas las fases del proceso de transformación en la comunidad. Controla todas las operaciones, desde la recepción de la materia prima hasta el embalaje definitivo de las piezas que serán enviadas al cliente. “En épocas en las que gran parte del tejido industrial ha optado por deslocalizar la producción o subcontratar parte de la fabricación lejos de nuestras fronteras para ahorrar costes, nosotros siempre hemos apostado por invertir en tecnología, con planes continuados de mejora para estar siempre a la vanguardia en medios técnicos”, asegura Santiago Guzmán, director general de la compañía.
Las primeras experiencias exportadoras de Cigüeñales Sanz se remontan a mediados de los años 50, cuando se vendieron en Estados Unidos los primeros modelos de cigüeñales recuperados para las Harley Davidson. “El proceso para la exportación poco tenía que ver con el de ahora. El uso de idiomas no estaba tan extendido, los procedimientos administrativos y burocráticos se dilataban en el tiempo, la red logística internacional era mucho más reducida, no existía el fax, mucho menos los correos electrónicos, y sin internet, las estrategias de marketing para darte a conocer a los posibles clientes se limitaban a ferias, viajes comerciales y publicaciones especializadas”, reconoce Guzmán. Sus primeros grandes socios comerciales fueron Francia y Argentina, pero también se exportaban cigüeñales a Estados Unidos, la República Federal Alemana e Italia.


Su habitual participación en las principales ferias internacionales del sector, las misiones comerciales y viajes de prospección, así como la estrecha relación con clientes, representantes y distribuidores, facilitan que Cigüeñales Sanz tenga un profundo conocimiento de las necesidades del mercado. Fruto de esta labor, su departamento de I+D desarrolla los nuevos modelos del catálogo con el fin de ofrecer el mayor número de novedades posible y el mejor servicio a sus clientes. En este sentido, a pesar de la pandemia, la empresa no ha renunciado a seguir adelante con su plan estratégico y, hace un año y medio, puso en marcha una línea de producción de árboles de levas, como respuesta a la demanda de sus clientes y para diversificar riesgos, una iniciativa que ha supuesto una inversión de 5 millones de euros.
Pero, sobre todo, si por algo es reconocida Cigüeñales Sanz en todo el mundo es por su calidad. “Es la razón principal de que llevemos funcionando 75 años”, reconoce Guzmán. “Los cigüeñales son una pieza clave dentro del conjunto del motor y exigen una enorme precisión en su desarrollo técnico para soportar las condiciones críticas de trabajo y asegurar un óptimo funcionamiento”, señala. El primer paso de su fabricación es comprobar en el laboratorio metalográfico que la materia prima recibida corresponde, tanto en composición como en estructura, con la forja requerida para poder autorizar la mecanización de las piezas. “Normalmente las empresas van a China a comprar; nosotros fabricamos en Europa y vendemos en China”, destaca el director general.


Además de los distintos controles que deben superar a lo largo del proceso, el 100% de los cigüeñales son sometidos a un examen final donde se verifica que las piezas se encuentran dentro de los parámetros aceptados por el departamento de Calidad. Dependiendo de la cantidad fabricada en cada lote se selecciona también un número de piezas para ser analizadas en el laboratorio de metrología, mediante medios tecnológicos de última generación para la captura en 3D y ensayos dimensionales dinámicos. “Somos muy respetados y reconocidos a nivel internacional. Nuestros clientes suelen decir que con Cigüeñales Sanz se podrá discutir de precio, pero no de calidad”, revela con orgullo. “Incluso nos falsifican porque nuestra marca vende, así que la tuvimos que registrar en muchos países. Ahí te das cuenta de que eres importante para tu competencia”, añade. Además, en cuanto a certificaciones, tiene la ISO 14001 y está trabajando para lograr en los próximos meses tanto la IATF 16949 específica del sector automoción como la QSCS (IACS) marítima.
Como la exportación y la presencia en certámenes, Cigüeñales Sanz también ha considerado estratégico el asociacionismo profesional -a nivel regional, nacional y mundial- como un núcleo donde compartir conocimientos y experiencias afines, generar sinergias y estrechar lazos que promuevan la proyección internacional del sector y de Aragón.
Entre sus proyectos de futuro, Cigüeñales Sanz destaca cinco acuerdos ya cerrados con un cliente de OEM y está a punto de firmar con otro, lo que supondría una facturación de hasta 14 millones de euros en cinco años. “En 2021 hemos recuperado el 30% de caída que sufrimos el año anterior por la pandemia y las expectativas para 2022 pasaban por consolidar esta recuperación y aspirar a lograr un crecimiento del 25%, pero teniendo en cuenta las circunstancias a nivel mundial, con la recesión tan fuerte que se avecina, el objetivo es sobrevivir”, lamenta tajante Guzmán.
