Historia

Cigüeñales Sanz

Cigüeñales Sanz

O la historia de un emprendedor

Hay personas que muestran espíritu emprendedor desde una edad muy temprana. Es el caso de Vicente Irache Torres, que aún no era mayor de edad cuando fundó Cigüeñales Sanz, el 22 de octubre de 1947, en un pequeño taller del centro de Zaragoza. En sus comienzos, se dedicaba principalmente a reparar pequeños cigüeñales de motocicletas, sector en el que empezó sus primeras experiencias con la exportación a principios de la década de los años 50: importaba desde Estados Unidos cigüeñales de la mítica marca Harley Davidson que recuperaba y reexportaba, convirtiéndose, sin saberlo, en un pionero del comercio exterior en Aragón.

Durante los años de la posguerra, las importaciones en España estaban muy restringidas, por lo que, como otras empresas de la época, Cigüeñales Sanz tuvo que ingeniárselas para solventar algunas carencias técnicas que sufría el país. Poco a poco, la estructura de la compañía fue evolucionando desde un taller de reparación a una fábrica especializada en cigüeñales. El primer modelo de producción fue para el motor de la Sanglas, una moto empleada por la Guardia Civil durante décadas, y que se realizó a partir de forja libre y con unos tornos rudimentarios.

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A finales de los años 50 llegó la fabricación en serie de grandes lotes para grupos de frío industriales, barcos y frigoríficos de línea blanca para uso doméstico. En cuanto al sector automoción, la primera marca de la que Cigüeñales Sanz se convirtió en proveedor fue Seat. Las exigencias de la firma, por un lado, y los compromisos adquiridos por Irache Torres para servir productos de alta calidad, por otro, impulsaron no solo el desarrollo de los medios productivos de la fábrica zaragozana, sino también las relaciones comerciales con otros fabricantes. Así, a mediados de los años 60 Cigüeñales Sanz trabajaba para marcas de reconocido prestigio internacional como Mercedes, John Deere, Perkins, Motor Ibérica, Nissan o Chrysler.

Su plantilla, dos décadas después de su nacimiento, sumaba ya 23 trabajadores en una planta de apenas 500 metros cuadrados. En 1970 se impuso un cambio de ubicación a otras instalaciones más grandes ante las nuevas necesidades productivas y Cigüeñales Sanz se trasladó al, por aquel entonces pujante, polígono Cogullada, donde se acometieron, a su vez, sucesivas ampliaciones. Durante esta década se incorpora a la empresa la segunda generación de la familia, Vicente Irache Asín, quien ya de niño acompañaba a su padre a las ferias de maquinaria y ejercía de traductor de alemán, un idioma que dominaba a la perfección por haber sido alumno del Colegio Alemán de Zaragoza.

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Irache Asín afrontó, con éxito, un momento crucial en la historia de Cigüeñales Sanz, cuando de repente uno de sus principales clientes, Nissan Motor Ibérica, cerró y de un día para otro la fábrica zaragozana se quedó sin carga de trabajo. El empresario enfocó la firma hacia el comercio exterior y el sector de la posventa (aftermarket) cuando en España todavía no era un mercado conocido. Es en esta etapa cuando la empresa da un salto cualitativo en su proyección internacional, con una expansión hacia nuevos mercados como la antigua Unión Soviética, el Magreb, Latinoamérica, África y Oriente Medio.

A comienzos de los años 80, la empresa aragonesa comienza a fabricar los primeros cigüeñales para camiones Pegaso y Ebro, si bien la mayoría de la producción se seguía destinando a los utilitarios de marcas como Renault, Seat y Citroen. Con los cigüeñales más grandes, que exigían mejores propiedades mecánicas y unos medios de fabricación más especializados, se abre un nuevo mercado y Cigüeñales Sanz va abandonando progresivamente, a lo largo de la década siguiente, la fabricación de pequeños cigüeñales para automóviles y se centra en referencias para camiones, tractores, maquinaria de obras públicas y motores de aplicaciones industriales, una tendencia en su catálogo que se mantiene hasta hoy.

En 1988, Cigüeñales Sanz se traslada de manera definitiva al polígono industrial Malpica – Santa Isabel, una ubicación estratégica para el transporte de sus productos junto a la autopista Madrid-Barcelona, principal arteria de comunicación en España. La primera nave ocupaba 7.500 metros cuadrados, pero, con el paso de los años y el cambio de necesidades, las actuales instalaciones duplican la superficie inicial, con 15.000 metros cuadrados.

Cabe destacar también como hitos que en los años 1992 y 2013 la empresa recibió el Premio a la Exportación que otorga la Cámara de Comercio e Industria de Zaragoza.

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