Historia
CYO Ingeniería
CYO Ingeniería
25 años de continua superación
El germen de CYO Ingeniería se plantó en un pequeño local de Zaragoza. Allí, Carmen Yorno Ortiz abrió su estudio de delineación en 1997. En pocos años, el estudio de delineación se convirtió en una empresa de ingeniería que colaboraba con arquitectos de gran prestigio y se adentró en el mundo de aeronáutica. En 2005, CYO consigue la homologación por parte de Airbus para el diseño de utillajes, y en 2007 obtiene el certificado UNE-ES 9100. El departamento de cálculo de estructuras y aeronáutico colabora en proyectos como el Pabellón Puente de la Expo Zaragoza 2008, la cubierta de la T4 del aeropuerto de Madrid o la grada del estabilizador trasero horizontal del Airbus A-380.
En paralelo, en 1999 llega al negocio su hijo, Francisco Adarves, ingeniero que, después de estar trabajando en otras empresas del sector, crea el Departamento de Automatización. Ambos trabajan en unas oficinas de 300 metros cuadrados en la calle Celso Emilio Ferreiro, donde permanecen hasta 2009, cuando trasladan el departamento de automatización a una nave en el polígono El Águila de Utebo.
Durante los años 2008 y 2009, debido a la crisis del sector de la construcción, el departamento de cálculo de estructuras desaparece y parte de los ingenieros se incorporan al departamento de diseño de máquinas, haciéndolo mucho más versátil. Gracias a su crecimiento y al aumento de nuevos clientes, CYO vuelve a cambiar de sede a una nave en el polígono Plaza, duplicando la capacidad en el taller e incorporando un departamento de mecanizado interno con un torno y una fresadora universal manual.
Respaldado por la confianza de sus clientes, Adarves toma la decisión de volver a trasladarse a unas nuevas instalaciones que triplican su espacio, tanto en taller como en oficinas, con más de 1.400 metros cuadrados en el Polígono Ruiseñores II de la carretera de Logroño. “Estamos creciendo bastante y pronto tendremos que ampliar o buscar un emplazamiento nuevo”, reconoce Adarves, quien, a pesar del éxito, no olvida los comienzos. “Los primeros cuatro años trabajábamos 12 horas, incluidos los fines de semana. Fue duro”, señala.
En sus comienzos, los profesionales de CYO Ingeniería se curtieron en distintas plantas de fabricación de coches como las de Ford en Valencia, VW en Pamplona, Opel en España Portugal y otras plantas de Europa. “En los lanzamientos de nuevos modelos hay que darlo todo durante los 6 meses previos, ya que es necesario que todo funcione con precisión, calidad y tiempo de ciclo antes de su lanzamiento”, explica. Tras acumular experiencia y know-how en estas tareas, Adarves volcó todo este aprendizaje en su empresa y pasó a diseñar y fabricar sus propias máquinas para la industria auxiliar del automóvil.
Entre los hitos alcanzados durante los 26 años de trayectoria de CYO Ingeniería destacan la fabricación de su primera máquina para el sector farmacéutico, en 2009, ya que hasta ese momento casi toda su actividad se dedicaba a automoción y cosmética e higiene (con Dodot como uno de sus principales clientes); la creación de la primera máquina transfer de precisión con ocho estaciones para el fabricante de rodamientos, para el que más tarde fabricaron otra de 14 estaciones; y la creación del Departamento de Metrología en 2019. En 2020, CYO Ingeniería entró a formar parte como socio tanto del Clúster de Automoción y Movilidad de Aragón (CAAR) como del Clúster de Salud de Aragón (Arahealth).