Historia

Enguita

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Un viaje que dura ya más de 75 años

Jesús Enguita no puede evitar emocionarse cuando se le pregunta por su padre Ambrosio, fundador de Embalajes Enguita en la década de los 50. Con la voz algo temblorosa, recuerda una anécdota que marcó a la familia y que ejemplifica lo que es un hombre hecho a sí mismo a base de tesón, sacrificio y compromiso; un hombre que, a punto de cumplir 95 años, puede sentirse orgulloso del éxito de aquella aventura que emprendió cuando apenas era un adolescente. “Mis abuelos eran de Embid de Ariza y, cuando mi padre tenía 16 años, decidieron marcharse a vivir a Zaragoza. Hicieron el viaje en un carro tirado por un mulo. Iban el matrimonio y sus cinco hijos. Todo lo que llevaban era lo que tenían, así que mi padre empezó de la nada más absoluta”, resume con ternura.

Una vez en la capital, el joven Ambrosio comienza a trabajar para unos carroceros de la época, en un momento en el que la inmensa mayoría de las carrocerías eran de madera. Corrían los años 40. Cuando terminó el servicio militar, se estableció por su cuenta en el barrio de Santa Isabel, donde siguió desarrollando su actividad en distintos locales. “Poco a poco va creciendo y empieza a trabajar mecanizando madera para carroceros de camión”, apunta Enguita.

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Con el tiempo, el negocio va derivando hacia la fabricación de embalajes para el transporte de mercancías, sector al que se empezó a destinar la madera que no reunía las características necesarias para carrocería. “Cuando yo nací, el taller estaba debajo de nuestra casa, así que he vivido el negocio desde crío”, explica Enguita, único miembro de la segunda generación familiar que se incorporó a la empresa. “No hay ninguna explicación concreta, simplemente decidí darle continuidad a la actividad e intentar mejorarla. Cuando yo entré había cuatro trabajadores; ahora somos 32. No es ni mucho ni poco, es lo que es, fruto del trabajo diario y de la ilusión de toda la plantilla”, reconoce.

Ahora, la tercera generación llama a la puerta. “De momento se están preparando y veremos si en los próximos años cogen el relevo, pero la intención es que primero trabajen fuera de la empresa y en otros ámbitos para que, cuando vengan aquí, tengan más que aportar”, destaca Enguita, quien, de momento, no piensa en retirarse. “Todos tenemos ganas de tener más tiempo libre y poder disfrutar del ocio, pero los autónomos, sobre todo los que tenemos una responsabilidad detrás, no nos jubilamos de un día para otro. Hay que planificarlo y contemplar varios escenarios. Habrá que ver por dónde nos lleva el cierzo”, concluye.

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