Historia
Hispano Útil
Hispano Útil
Los alumnos aventajados de la industria vasca
Finales de los años 70. Cuatro amigos de Zaragoza hacen las maletas y se marchan a Mondragón, municipio de Guipúzcoa y uno de los principales núcleos industriales de la época en España. Su objetivo era aprender y adquirir experiencia en la fabricación de utillajes; para lograrlo, entran a trabajar en la fábrica de Uribesalgo.
De regreso a Zaragoza, en 1985 fundan Hispano Útil S.L., orientada en sus comienzos a la fabricación de moldes, coquillas y utillajes. “Los socios me cuentan que se les ocurrió ponerle ese nombre porque hacían utillajes y, en contraste con el sentimiento que imperaba en ese momento en el País Vasco, ellos eran españoles”, recuerda Enrique Mauleón, director ejecutivo de la empresa e hijo de uno de los fundadores. Tras la salida del primero, en 1987, y del segundo, en 1995, José Antonio Bernal y Manuel Mauléon permanecen al frente de la firma. “Eran amigos desde los 19 años y estudiaron la formación profesional de modelistas para fundición”, explica Mauleón hijo.
El negocio crece en 1990 y 1994 al ampliar las instalaciones e incorporar una nueva sección para transformación de plástico mediante inyección y soplado, respectivamente. En 1998 se adquieren dos de las naves de la actual fábrica y en 2005, las otras dos.
Uno de los momentos clave en la historia de Hispano Útil fue el fallecimiento de Mauléon padre, en 2017. Bernal pasa a ocupar la gerencia hasta que en 2020 se jubila -aunque permanece como socio- y Mauléon hijo asume mayor responsabilidad, aunque su compromiso con el proyecto de su padre se remonta al año 2000. “Empecé desde abajo cuando era un chaval. Fui aprendiendo a utilizar la maquinaria y a llevar poco a poco el negocio familiar. La verdad es que nadie me obligó; todo lo contrario, me entusiasmaba la idea”, admite. Una vez que tuvo la experiencia suficiente, fue nombrado jefe de proyectos y actualmente es el director ejecutivo de la compañía.
En su trayectoria, Mauleón destaca “una época muy buena” en torno al año 2009. “Había tres turnos de 12 personas y llegamos a tener 50 trabajadores. Eran buenos años para el plástico y la inyección y el soplado vivieron un auge porque había mucha producción de automóviles”, recuerda con nostalgia el máximo responsable de Hispano Útil, que echa de menos la estabilidad de antaño. “Antes podíamos hacer previsiones para todo el año e incluso para el siguiente. Te podías planificar mejor. Pero ahora el futuro es incierto, dependemos de los ciclos del mercado. Hay que vivir el día a día”, concluye.