Historia

Infinitia

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De vocación a profesión

Javier Sanz es el alma mater de INFINITIA. Doctor en Química Analítica por la Universidad de Zaragoza, trabajaba en un proyecto de investigación en materiales en una colaboración público-privada, cuando vio la oportunidad de convertir su vocación en una actividad profesional con la que ganarse la vida. Así, en 2014 fundó la consultoría junto con otros dos socios, Carlos y Manuel Gimeno, que actualmente ya no forman parte de la empresa pero con los que mantiene una excelente relación. “Coincidimos en ese ecosistema de innovación abierta. Conectamos y nos pusimos manos a la obra a pensar y a diseñar una empresa en la que poder desarrollar nuestras capacidades para dar soluciones concretas a distintos problemas que pueden tener las empresas”, recuerda con cariño. 

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Impulsados por la ilusión propia de los comienzos, empezaron a trabajar y, poco a poco, a extender sus conocimientos y experiencia a otros sectores industriales, lo que supuso ampliar su cartera de clientes tanto en la automoción como en la industria química. A la progresiva consolidación de estas empresas se fueron uniendo nombres del sector metal, elevadores u otros con una alta componente de ensamblado de componentes.

Tres años después de su nacimiento, Sanz se quedó al frente de la compañía cuando sus socios decidieron emprender nuevas aventuras y sus caminos se separaron amistosamente. En el 2020 finalizó un máster Executive MBA en la escuela de negocios ESIC, con lo que Sanz añadió a su perfil técnico distintas competencias relacionadas con la gestión empresarial. “Esta formación complementaria supuso un cambio cualitativo y cuantitativo”, reconoce Sanz. “Ocuparse de otras áreas del negocio supone renunciar a algunas cosas, pero también se ganan otro tipo de fortalezas, como la profesionalización de la empresa. Contar con un equipo complementario que tenga cualidades diferentes es necesario”, asegura.

 

Como CEO de INFINITIA, coordina y dirige a un grupo de profesionales que ha ido creciendo hasta la veintena de trabajadores. Su labor principal se centra en el diseño de estrategias y el desarrollo del negocio, aunque también dedica tiempo a aquellas que requieren una capacidad más operativa. A punto de que INFINITIA cumpla una década, Sanz hace balance. “Iba orientado a la carrera investigadora en la universidad, pero el hecho de estar en el momento y el lugar adecuado me ha llevado a poder dedicarme a la investigación profesionalmente y al cargo de una empresa, algo que ni me imaginaba”, admite con satisfacción.

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