Historia

Linamar

Gaspar y Cantín

De sueño familiar a realidad empresarial

Linamar Zaragoza, antigua Alumalsa, es una de esas industrias que no solo han protagonizado la historia de la actividad empresarial en la capital aragonesa, sino que se ha mantenido como uno de los referentes internacionales más importantes de su sector, la fundición y mecanización de componentes de aluminio para la automoción. A punto de cumplir 80 años de vida, hoy trabajan en sus instalaciones más de 400 personas, habiendo pasado desde su creación hasta la actualidad por diferentes etapas, marcadas tanto por los cambios en su propiedad y su gestión como por la coyuntura económica de cada momento.
Alumalsa fue fundada en 1946 por el banco Banesto y el Grupo Pechiney, empresa que tenía el monopolio del aluminio en Europa. Situada originalmente en unos terrenos del barrio de San José en Zaragoza y teniendo como objetivo la introducción de los productos de aluminio en la sociedad, pronto se convierte en un socio fundamental de los fabricantes de vehículos españoles de los años 50 conquistando progresivamente a clientes clave como FASA-Renault, Motor Ibérica, ENASA, Ebro o Citroën, introduciéndose en la actividad de moldeo por alta presión.
caar-linamar
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En 1965 alcanza por primera vez una producción de 1.000 toneladas y en los años 70 se convierte en una empresa pública dependiente del Instituto Nacional de Industria. Es en esta década cuando logra varios de sus principales hitos: su producción llega a 4.000 toneladas, se centra exclusivamente en moldeo por gravedad tras vender la actividad de alta presión y en 1978 se traslada a su actual ubicación en La Cartuja, donde cuenta con 22.000 metros cuadrados construidos sobre un total de 56.000.
En 1984 comienza la actividad de mecanización y, tres años más tarde en 1987, pasa a formar parte del Grupo francés Montupet, convirtiéndose en la primera filial extranjera del grupo, que después se extendería a Reino Unido, México, Canadá, Bulgaria, China e India. En esta etapa Alumalsa inicia una importante expansión de su actividad exportadora que se mantiene hasta la actualidad.
Finalmente, en 2016, el grupo canadiense Linamar, especializado en piezas metálicas para el sector del automóvil, adquiere íntegramente Montupet, y como consecuencia, en 2021 cambia su denominación a la actual: Linamar Light Metals Zaragoza. “Linamar viene de juntar el inicio de los nombres Linda, Nancy y Margaret, esposa e hijas de su fundador, Frank Hasenfratz”, revela Luis Arruga, director de Operaciones de Linamar Zaragoza y que llego a la compañía hace más de 30 años.
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Frank Hasenfratz escapó a Canadá después de la Revolución Húngara de 1956. Empresario hecho a sí mismo, cursó estudios técnicos de oficios e ingeniería mientras trabajaba como fabricante de herramientas y maquinista. Comenzó su actividad profesional en el sótano de su casa con un pequeño torno y, más de medio siglo después, aquel taller se ha convertido en una corporación con más de 31.000 trabajadores y 75 plantas productivas en todo el mundo. Cuentan que, hasta poco antes de fallecer, en 2022, con 86 años, visitaba todas las fábricas del grupo interesándose por cómo reducir costes y mejorar la productividad. En 2017 realizó su última visita a Zaragoza. Desde 2002, su hija Linda Hasenfratz lidera la multinacional como CEO y, actualmente como presidente del consejo de Administración, es considerada una de las mujeres directivas más influyentes del sector en Norteamérica, habitual en entrevistas en CNN, Blomberg y otros medios económicos internacionales.