Historia
Metromecánica
Metromecánica
Dos décadas como referente internacional en metrología
Metromecánica celebrará el próximo año su 20º aniversario, tiempo durante el que esta empresa aragonesa, cuya sede principal está ubicada en el polígono Malpica de Zaragoza, se ha posicionado como referente europeo en metrología industrial para los sectores de la aeronáutica, el automóvil y la fabricación asociada a productos de energía e instalaciones. Motivados por las crecientes oportunidades de negocio que en ese momento ofrecía la aeronáutica, con el lanzamiento del Airbus 380, los ingenieros Fernando Comín y David Beltrán deciden crear Metromecánica en 2003. Ambos con experiencia en esta actividad, comienzan a ofrecer sus soluciones para el control dimensional de elementos a empresas que no disponen de este servicio de manera interna.
En 2007 da el salto a sus primeros proyectos internacionales, cuya buena factura les ha facilitado trabajar “en todos los continentes excepto los Polos”, presume Fernando Comín, director general de la firma. Australia, Corea del Sur, Japón, Estados Unidos, Brasil, Marruecos, Etiopía y, por supuesto, toda Europa son testigos del prestigio de Metromecánica, marcada desde sus inicios por un carácter global.
En 2011 aborda sus primeros proyectos de automatización de la metrología, un tipo de solución en el que la empresa fue pionera a nivel nacional. “Desde entonces el mercado ha evolucionado bastante y ha surgido competencia, pero somos la empresa española con más capacidad en lo que a medios y recursos humanos se refiere con diferencia”, asegura Comín. Actualmente, Metromecánica cuenta con un prestigio notable en países como Francia y Alemania, donde lleva a cabo proyectos de una envergadura considerable.
En 2014 se fechan dos de los hitos más destacados de la empresa. Por un lado, tiene lugar la apertura de su laboratorio de metrología en la localidad vizcaína de Bérriz, dotado de un amplio parque de máquinas CMM tanto fijas como portátiles. Por otro, fue el año en el que Metromecánica inicia su participación en el proyecto internacional de fusión nuclear ITER. La instalación de este proyecto se encuentra en Cadarache, al sur de Francia, y cuenta con la colaboración de 35 países para construir el Tokamak más grande del mundo, un dispositivo de fusión magnética diseñado para demostrar la viabilidad de la fusión como fuente de energía a gran escala y libre de emisiones de carbono, basándose en el mismo principio por el cual el sol y las estrellas generan su energía. “Llevamos ocho años ofreciendo soporte in situ y dando soporte al departamento de metrología de ITER. Es un proyecto de referencia y da cierto caché en el mundo de las grandes instalaciones científicas GICS con gran carga tecnológica”, explica Comín.
A partir de 2015 tiene lugar la fase de expansión geográfica de la firma, con apertura de oficinas en Toulousse (Francia), Madrid y Saint Nazaire (Francia). Su plan estratégico para los próximos cuatro años contempla implantarse en otro país, con México y China como destinos mejor posicionados, además de abrir una nueva sucursal nacional, probablemente en Barcelona.
Asimismo, en 2020 Metromecánica funda su filial Garmo Instruments, dedicada al 100% al diseño y fabricación de una cámara de visión enfocada al mundo de la soldadura robotizada. “Guía la trayectoria de máquinas automáticas especiales y robots. Son los ojos de la soldadura, ya que ve la junta por delante de la antorcha de soldadura y va rectificando en tiempo real la posición de la máquina”, detalla Comín, quien añade que “no es un medio de inspección, sino de guiado”. Las ventajas: “aumenta la productividad y la rentabilidad de los procesos”.
Recientemente, Metromecánica ha obtenido el sello de pyme innovadora, un reconocimiento con el que el Ministerio de Ciencia e Innovación distingue a las pequeñas y medianas empresas que cuentan con un gran carácter innovador.