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Mytain

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Mytain, el fruto de la valentía

Corría el año 2008 cuando Miguel Martínez, como tantos otros españoles, tiene que abandonar forzosamente la empresa de mantenimiento industrial en la que trabajaba como consecuencia de un expediente de regulación de empleo. Tenía 32 años. Buscando una salida laboral, se planteó montar su propio negocio. “Había que empezar de cero poco a poco y con los miedos típicos porque nunca había trabajado por cuenta ajena”, recuerda Martínez, ingeniero técnico industrial mecánico. Pero la valentía pudo con el temor.

caar-pyme-mes-mytain
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Los primeros meses fueron duros. Hasta que quienes le conocían de su etapa anterior le empezaron a abrir puertas. “El boca a boca funcionó muy bien y el trabajo, poco a poco, fue creciendo”, admite. Así, sus comienzos desde cero en un pequeño taller en el polígono El Pilar con dos empleados pronto quedaron atrás y, en una primera fase, emigró a Malpica con una plantilla de cinco trabajadores, hasta que ya se estableció en su actual sede central, en la misma ubicación. “Comprar unas instalaciones fue nuestro primer gran paso, en 2014, ya que tener tu propia planta te da estabilidad, la empresa se sustenta en algo sólido y los proyectos se asientan”, considera Martínez.

El otro gran hito en la trayectoria de Myta Industrial ha sido, recientemente, la adquisición de una parcela de 8.000 metros cuadrados en el polígono El Pitarco de Muel, con el fin de satisfacer una demanda de sus clientes que necesitan eventualmente un espacio donde guardar su maquinaria por un periodo de tiempo determinado, sin necesidad de detener su producción. “Queríamos dar un servicio diferente, que complementa nuestra oferta y, de paso, resolverles un problema puntual que les suele suponer un quebradero de cabeza, ya que, al tratarse de maquinaria muy pesada, no todos pueden hacerse cargo de su almacenaje ni tienen medios para moverla. Es como un trastero, pero enorme y muy especial”, resume.

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Para completar esta evolución natural, la compañía también cuenta con Myta Comp, una división comercial dedicada a suministrar componentes técnicos industriales. Ahora, 15 años más tarde de comenzar la aventura, Martínez mira atrás y reconoce estar “orgulloso”. “La realidad es que el nivel de confianza que tengo ahora lo he adquirido con el tiempo. Cuando me hice autónomo tenía muchísimo miedo, porque con dinero y proyectos encima de la mesa todo es mucho más fácil. Pero estamos viviendo un momento muy bueno en el que podemos evolucionar hacia trabajos nuevos y permitirnos rechazar los que no nos encajan o nos generan dudas”, argumenta. “Siempre he preferido a los clientes del día a día porque son los que están a las duras y a las maduras”, concluye.