Historia
Ribawood
Ribawood
Medio siglo de compromiso con el medio ambiente
Ribawood comienza su actividad en 1975 fruto del tesón del empresario Carlos Rivera Ballarín. Quienes lo conocen lo definen como una persona inquieta y tenaz, pero con mucho sentido común. Su objetivo era desarrollar la idea de aprovechar el serrín, o harina de madera, que se generaba en la serrería de su padre, Joaquín Rivera, y combinarlo con otros materiales hasta conseguir una mezcla de alta calidad llamada Woodstock®, que se empleaba para fabricar el interior de los coches mediante extrusión.
El sector principal de su negocio hasta principios de la década de los años 2000 fue el de la automoción, hasta que Rivera decidió cambiar de rumbo e introducirse en el mundo de la inyección y el embalaje de plástico. Así, tras acumular una dilatada experiencia en el sector del automóvil y el termoconformado, en el año 2005 se instala la primera máquina de inyección de plásticos.
Actualmente, la empresa está liderada por Carlos Rivera, como director general, junto con sus hijos Lucas y Ana, para preparar el relevo generacional. Las instalaciones de Ribawood en Villanueva de Gállego superan los 50.000 metros cuadrados, donde opera 12 grandes líneas de inyección que la dotan de una capacidad productiva de más de 3,35 millones de palés al año, lo que la convierte en el mayor fabricante de palés del sur de Europa.
Asimismo, cuenta con una planta, referente a nivel nacional, dedicada a la valorización y recuperación de plásticos no peligrosos y materiales posconsumo y posindustrial. Este espacio de economía circular evita la tala de 3,5 millones de árboles cada año y supuso la valorización de unas 7.000 toneladas de plástico en 2023. Además de sus iniciativas de reciclaje, Ribawood ha implementado medidas adicionales de sostenibilidad, como una depuradora de agua propia y una instalación fotovoltaica, demostrando su compromiso con prácticas empresariales responsables en favor del medio ambiente, la calidad, la investigación y la innovación.