Historia

Thermolympic

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Siempre hacia delante

El fundador de Thermolympic, Urbano Millán, sintió desde niño que tenía mucho que aportar a la sociedad. Este emprendedor zaragozano tenía un lema: “Nunca puedes conformarte; el que no va hacia delante, acaba yendo hacia atrás”. Y con su propia trayectoria, vital y profesional, se empeñó en demostrar que tenía razón.

Corrían los años 60. Con apenas 15 años, Urbano Millán decide abandonar Talamantes, un pueblo del Moncayo, para emprender su propia aventura. Se instala en Utebo, en casa de unos familiares, con sus imparables ganas de aprender como único equipaje. Como no había ido al colegio, su primera decisión fue apuntarse como alumno oyente al instituto Corona de Aragón. Después empezó a ganarse la vida como aprendiz en un taller de matricería. Su carácter inquieto le llevó a trabajar en distintos talleres, desarrollando diferentes trabajos que le sirvieron para definir sus expectativas y luchar por su sueño.

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En 1991 se lanza a montar su propio negocio. Urbano Millán suple la falta de respaldo económico con mucho ingenio y trabajo: diseñaba sus propios productos, participaba en su fabricación y llevaba a cabo su venta. Nacía así Thermolympic, con diez empleados en su primera etapa, algunos de los cuales todavía hoy permanecen en plantilla.

Urbano Millán supo transmitir a sus hijos la ilusión por mantener viva Thermolympic, sin olvidar la responsabilidad que supone dirigir una empresa. Así, aunque se incorporó en 1995, el relevo generacional se inició en 2001, cuando Jorge Millán asumió el cargo de director de Operaciones de la firma. En 2002 se completó el proceso con la entrada de Rebeca Millán, que desde 2010 ocupa el puesto de responsable financiera, si bien el fundador siguió aportando su experiencia mediante un liderazgo colaborativo que le permitió ser fiel a sus valores. “Cada uno siempre hemos tenido claro nuestro papel en la empresa, hemos sabido encontrar nuestro rol y nos complementamos. Para esta familia, compartir vida personal y laboral ha sido positivo”, asegura Rebeca Millán.

A lo largo de su historia, Thermolympic ha registrado un crecimiento constante en su negocio que se ha visto reflejado tanto en su plantilla, que alcanza los 60 trabajadores, como en sus instalaciones, pasando de los 800 metros cuadrados de sus inicios a los actuales 8.000 destinados a la producción y otros 12.000 para logística.

Aunque Urbano Millán ya está jubilado, visita todos los días la sede de la compañía, que conserva la esencia de este emprendedor zaragozano. “Tiene mucha energía y nos sigue aportando mucho”, insiste su hija Rebeca. Desde sus inicios, uno de los objetivos de la firma fue trabajar con las tecnologías más avanzadas, una tendencia que continúa hoy, ya que Thermolympic cuenta con 31 máquinas de inyección robotizadas y mantiene su inversión en nuevos desarrollos. De hecho, es una empresa de referencia en la implantación de proyectos de industria 4.0 y forma parte de importantes consorcios, tanto a nivel nacional como europeo, en materia de vehículo eléctrico, economía circular o factorías inteligentes, entre otros.

En los últimos años, Thermolympic ha ido elaborando el protocolo familiar para dar paso a la tercera generación de los Millán.

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